
Busca aliados de todos los colores: “Construyo con lo que hay”, dice. La eucaristía del choripán y un reportaje que la sacó de las casillas.Si Elisa Carrió fuese una muñeca, sería una Barbie. La comparación no surge de su físico sino de su versatilidad para mostrar mil personalidades en una. Existe la Carrió mística, la que pide sacarse fotos en una calle de tierra frente a la casa en la que vacaciona en Mar del Plata porque “el camino es paz”, o la que puede lanzar que “ comer un choripán con las patas sobre la mesa es casi la eucaristía”.
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